El término "estética" fue acuñado en 1753 por el filósofo alemán Alexander Gottlieb Baumgarten, pero el estudio de la naturaleza de lo bello había sido una constante durante siglos. Sabemos que nuestros sentidos nos engañan, la estética estudia las razones y las emociones estéticas, así como las diferentes formas del arte.
Visto a la luz de su etimología (de aistanomai, sentir) y del uso que se hizo históricamente del mismo, no intenta sino destacar uno de los momentos constitutivos de la experiencia humana de lo bello, a saber, el papel ineludible aunque no exclusivo que juega en ella la intuición sensible. La estética aborda el difícil problema de la belleza y de su relación con los objetos artísticos y de estos con la naturaleza y el hombre. Sin embargo, hoy en día se refiere a una rama de la filosofía que se ocupa de analizar y resolver todas aquellas cuestiones relativas a la belleza y al arte en general.
La actitud estética, o la forma estética de contemplar el mundo, son colectivamente contrapuestas a la actitud práctica, que solo se interesa por la utilidad del objeto en cuestión. Por ejemplo para unos estudiantes de antropología o que este viendo la historia de la arquitectura, encontrarse con un acontecimiento o un lugar desconocido de millones de años sería algo sensacional, a cambio que lo vea una persona que solo piense en ganadería o persona del común. Los estudiantes familiarizados con la historia de la arquitectura, son capaces de identificar rápidamente un edificio o unas ruinas, en cuanto a su época de construcción y lugar de localización, a través de su estilo y de otros aspectos visuales, en cambio un ganadero u otra persona que no esté interesada en el tema lo verá solo como una ruina o un espacio sin capital. De esto se trata la actitud, saborear el acontecimiento, o la experiencia de percibir el paisaje o el arte.
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